Como curar la depresión postvacacional
Llega el temido Septiembre, y duele recordar las paradisiacas playas de arena blanca y aguas azules (aunque en verdad fueran las de Benidorm), el olor a pino y campo, o las largas tardes con la familia. El resultado de juntar todo esto tiene nombre: depresión postvacacional.
Sí, quien diría que dejar atrás la buena vida estival implicara un cambio brusco en nuestro humor, dejando paso a la mala cara, al hastío y al no soportar al jefe de turno (menos si cabe). Si estos son los síntomas sufres un leve síndrome postvacacional, pero cuidado, que la cosa podría ser o ir a peor. La depresión tras las vacaciones se conoce como un trastorno adaptativo, la persona que lo sufre tiene una sintomatología similar al estrés cuando, al final de un periodo de descanso más extenso de lo habitual, no se ve capaz de responder al alto número de demandas que supone la vuelta a la rutina o el regreso a su vida laboral.
¿Quieres saber cómo detectar esta patología? Toma nota de los principales síntomas:
Bajo estado de ánimo.
Decaimiento.
Apatía.
Ansiedad.
Falta de energía.
Sensación de hastío.
Percepción de no ser capaz de adaptarse de nuevo al entorno laboral.
Pero no te preocupes, todo tiene solución. Como ya dice el sabio refrán popular “más vale prevenir que curar, por eso lo mejor es tratar de evitar el shock que produce la vuelta de vacaciones. Los expertos aseguran que lo mejor es darse un período de adaptación, no volver el día antes de la reincorporación al trabajo, para así poder retomar el ritmo, los horarios y la rutina de manera gradual. Además, como todo en la vida, siempre ayuda tener unos buenos hábitos alimenticios y hacer deporte.
Si no has conseguido prevenir el síndrome, y ya te levantas odiando al despertador, no te preocupes, la mayoría estamos como tú. Además estos consejos pueden ayudarte a adaptarte a la odiosa rutina a la que nos obligan. Empezar de manera gradual con las tareas puede hacer que tu adaptación sea menos violenta, especialmente si empiezas por las tareas que sean más amenas y dejando para el final lo que menos guste. Esto debería ser ley durante todo el año, pero si tienes depresión postvacacional no te lleves trabajo a casa, no aumentes tus niveles de estrés a lo tonto, tómatelo con calma. Duerme mucho y bien, coge un horario regular y constante, esto además de sentarte bien hará que tu energía se cargue poco a poco. Y por último date un caprichito, sal de la rutina. Sí, el verano nos ha dejado los bolsillos más vacíos que las calles de Madrid a las 4 de la tarde, pero hay que escapar de la rutina que nos agobia y recargar nuestras pilas. Un café con la compañera de coworking, un masaje o apuntarse de nuevo al gimnasio pueden ser grandes opciones. ¡Ánimo!
