La prensa es homófoba.
Homofobia es el término que se ha destinado para describir el rechazo, miedo, repudio, prejuicio o discriminación hacia mujeres u hombres que se reconocen a sí mismos como homosexuales. Así reza la RAE (Real Academia Española) que recoge este atroz término entre sus líneas. Y una cosa está clara, si lo recoge es porque existe. El término, y lo que ello conlleva están presentes en nuestra sociedad, por eso es necesario un significante que haga referencia a este hecho. Aunque quizá el significado no sea tan concreto como debería. Igual que existen los recientemente denominados micromachismos, debería existir el término microhomofobias para actos cotidianos que estigmatizan y prejuician sin criterio alguno.
“Así que si eres gay no vayas de la mano ni beses a tu pareja en público. Ni te pasees con tacones por el metro elevado.” (EL PAÍS, 2018) “No muestres tu cara en la foto de tu perfil, una de pecho o abdominales valdrá para hacer match con cientos de atractivos árabes.” (EL PAÍS, 2018) “828 metros de altura con miles de colorines formando dibujos y banderas frente a una fuente con chorros de agua de 50 metros. No puede ser más gay.” (EL PAÍS, 2018).
Ahora se entiende el título, ¿no? Para contextualizar, todas estas citas literales están extraídas del mismo artículo, dentro de la sección tentaciones del propio diario. Una letanía de estereotipos y prejuicios que lejos están de la realidad. Todo ello en uno de los periódicos más importantes. De hecho, el observatorio nacional contra la LGTBIfobia ya ha tachado esta publicación de homófoba, y es que este artículo es tan solo una muestra de la estereotipación de la figura del gay que se repite en estas publicaciones: joven, atractivo, con poder adquisitivo, promiscuo y con gran ambiente. Obviamente no es la realidad.
Pero este no es el único periódico tachado de homófobo, porque otros, que además presentan un corte derechista y católico, como el ABC, han titulado artículos de esta forma: “Balance del Orgullo Gay: veinte detenidos, nueve reyertas y 300 atendidos por el Samur.” ¿Y por qué no? Reduzcamos una celebración de reivindicación, protesta y liberación, con millones de personas, a un puñado de desafortunados sucesos.
Sí, la prensa es homófoba, eso es una realidad. Al año, solo en Madrid se registra una agresión de este tipo al día, de las cuales no oirás nada en los medios de comunicación. No verás la representación de una homosexualidad real y plural, representando a todos los colectivos LGTBI+, y si verás artículos plagados de propaganda, que buscan idealizar a los gays e intentar venderles una idea o experiencia acorde con lo que buscan. Al fin y al cabo las grandes agencias ven al colectivo como un nuevo sector al que explotar.
