Los espejismos femeninos de Silvia Zahinos.
Silvia Zahinos, fotógrafa -con a final-, “como se suele decir -en sus palabras-, feminista”, pone título y autoría a las paredes de LANAU, de dónde cuelga hasta el 22 de febrero su exposición Espejismos, la primera entorno a lo femenino de esta mujer que nos invita a dar la bienvenida al mes de la lucha feminista, el marzo de las reivindicaciones, el marzo de la huelga feminista.
En Espejismos Silvia se retrata a sí misma. Sutil, ligera, danzarina, un cuerpo de mujer desprovisto de velos pintado en blanco y negro. “Dormía placidamente la siesta”, recuerda de aquel impulso creativo, “y surgió en mis entrañas una necesidad inagotable de crear: así es que me levanté, me quité la ropa, cogí los trípodes y bailé, bailé infinito, delante de la cámara”, cuenta. “El movimiento es algo inherente en mi obra”, explica, “como el gusto por los pintores y fotógrafos surrealistas”, manifiesta. Pero Espejismos supera las barreras de lo artístico. “Es un proyecto muy personal”, confiesa su autora, “refleja el momento de redescubrimiento conmigo misma, un tiempo muy particular en mi existencia, en el que que por fin quería quitarme las máscaras y mostrarme tal y como soy, desnuda y sin corazas”, describe en un ejercicio de máxima transparencia.
Blanco y negro, su gran pasión. Fotografías en blanco y negro. A su juicio, ese contraste refuerza el carácter irreal de la imagen. “Me gusta mucho jugar con las sombras y dar protagonismo a cierto objetos y personas”, explica. “Esa cierta nostalgia del blanco y negro me enamora”, dice, “es, además, una manera de jugar con el tiempo”.
Para Silvia Zahinos, el arte cura. “La fotografía es un proceso terapéutico, en el que puedo dar salida a todo lo que se mueve dentro de mí”, reconoce, “es un proceso de dentro hacia fuera, y viceversa”, dice. “A través del arte, puedo dialogar conmigo misma”, se mira.
Arte, terapia, coach… palabras entremezcladas en la descripción de la obra en femenino de esta mujer de 37 años. “El arte tiene que crear una reacción en el espectador”, resuelve determinante. “Cada quien percibe la obra desde su lugar en el mundo y al hacerlo es cuando nos formulamos preguntas”, explica. “Es tener a un coach de espejo”, circunscribe. “Así es que entiendo la obra como un coach, un generador de preguntas y respuestas”, especifica. “Y el femenino”, enlaza en un cierre, “es el descubrimiento de mi propia energía, mi sanación femenina”.
Silvia Zahinos da la bienvenida al mes más feminista del calendario con un aliento. “Lo más importante en esta nueva era es que las mujeres conecten con su verdadera energía femenina, y integren también su energía masculina”, valora. “No creo en la guerra de género”, reconoce, “más bien el empoderamiento de la mujer haciendo fuerte o abrazando sus cualidades intrínsecas”, contrapone.
El feminismo está pasando a la acción, como demuestra la huelga feminista del 8 de marzo próximo, y Silvia Zahinos cree que este es un momento único en la Historia. “Cada vez vemos más movimientos de mujeres que no solo se unen desde la empatía y el amor, sino que su empoderamiento es un hecho, alzan su voz desde el poder de sus derechos y no desde el ataque al masculino”, concibe.
La fotógrafa parará el 8 de marzo próximo, hará huelga. Esa es otra faceta de su reivindicación feminista, otra manera de actuar en defensa de sus derechos, distinta de la cotidiana y que hace converger en el arte con el que da “voz y visibilidad a las mujeres, a su historia, a sus sentimientos, a sus anhelos, a mí misma…”, dice, “desde el respeto y el amor”.
LANAU expone Espejismos de Silvia Zahinos hasta el 22 de febrero próximo.
Calle Mallorca, 4, semisótano 3.
28012. Madrid.